Artritis Reumatoide: El tratamiento desde la mente y la alimentación

Nutrición

La Artritis Reumatoide, si bien no es una condición masiva, puede generar varias limitantes a la vida de quienes la padecen. Y es que no sólo presenta dolores musculares, sino que también problemas psicológicos y de alimentación. Claudia Badilla y Claudia Pérez, psicóloga y nutricionista de Clínica Ciudad del Mar, respectivamente, explican desde sus especialidades sobre las herramientas de manejo de algunos de los síntomas de la enfermedad, que en acción coordinada con un equipo interdisciplinario pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Abrir un tarro, escribir o amarrarse los zapatos, son actividades cotidianas que para muchos parecen fáciles de realizar, pero que para pacientes con Artritis Reumatoide representan un gran desafío. Esto, ya que la patología, además del dolor, comporta una incapacidad funcional que puede empeora con el tiempo y que supone un verdadero problema para los afectados.

“Esta limitación en el desempeño de las actividades cotidianas, suele producir un impacto emocional para el paciente, implica cambios en la actividad física, laboral y social, y requiere de nuevas estrategias de adaptación”, explica Claudia Badilla, psicóloga de Clínica Ciudad del Mar.

Frente a los primeros síntomas y diagnóstico, la persona presenta un periodo caracterizado por un desequilibrio psicológico, que viene de la mano de la ansiedad y el temor, lo que suele repetirse en cases críticas de dolor. Posteriormente, está el asumir el carácter crónico del trastorno, donde ―por lo general― suele aparecer una sintomatología depresiva, junto a sentimientos de desesperanza, indefensión, dependencia y restricción de actividades.

Durante el curso de la enfermedad, cuando priman pensamientos catastróficos respecto a posibles dificultades percibidas, se produce un predominio de emociones negativas (frustración, rabia, pena, ansiedad, depresión, culpa), generando tensión que aumenta la percepción de dolor y entorpecen la adherencia al tratamiento.

Asimismo, se debe considerar posibles asociaciones entre procesos inflamatorios y los mecanismos cerebrales implicados en la depresión, hipótesis que cobran relevancia ante resultados de estudios que muestran un aumento de prevalencia de depresión de un 4,5% para la población general a un 20%-70% en pacientes con artritis reumatoide.

Por lo anterior es esencial la información, validación y el acompañamiento de la persona por parte de sus redes de apoyo; prestar atención a síntomas ansiosos, depresivos asociados o cambios en el comportamiento, además de mantener una comunicación fluida entre el paciente, la familia y el equipo tratante.

“Desde esta especialidad, se debe apoyar a la persona y familia en el proceso de ir asumiendo la enfermedad, ayudar redefinir metas vitales, resolver problemas para el cumplimiento de dichos objetivos y generar estrategias para adoptar un nuevo estilo de vida que favorezca la adaptación”, explica Claudia Badilla.

De esta manera, sostiene la psicóloga, es importante ensayar en procesos como la respiración, relajación, intervenciones en el sistema familiar, entre otros, pues son de utilidad el uso de técnicas cognitivas y conductuales que han mostrado ser eficaces en el manejo emocional y control del dolor” detalla la psicóloga de Clínica Ciudad del Mar.

Cuidado con la alimentación

Los aspectos psicológicos, ansiosos y emocionales ―en conjunto con el dolor―, además de afectar el curso normal del sueño, perjudican el patrón alimentario. Así, es importante tratar esta enfermedad tomando precauciones en cuanto a la nutrición de los pacientes que la padecen.

Claudia Pérez, nutricionista de Clínica Ciudad del Mar, puntualiza que no existe una dieta específica para quienes tienen Artritis Reumatoide, pero que se ha observado que una alimentación saludable contribuye a la disminución de la sintomatología y daño articular del paciente, complementando el tratamiento médico, psicológico y kinesiológico.

“La estrategia nutricional irá encaminada a mantener un peso adecuado, prevenir la pérdida de masa ósea y disminuir factores agravantes como diabetes e hipertensión. Esto quiere decir que una alimentación sana y equilibrada contribuirá a la disminución del dolor e inflamación”, expresa la profesional.

Para lograr lo anterior, el nutricionista a cargo debe elaborar una pauta alimentaria única para cada paciente, en base a una correcta valoración nutricional de acuerdo a las necesidades reales, el nivel de afectación y los objetivos a los que se están apuntando.

De este modo, Claudia Pérez, de Clínica Ciudad del Mar, recomienda aumentar el consumo de frutas y verduras, pues aportan antioxidantes que contribuyen al buen funcionamiento del sistema inmunológico. Asimismo, se debe seleccionar cereales integrales con mayor aporte de fibra y preferir alimentos con mayor aporte de omega 3, como semilla de linaza, aceite de canola y de oliva extra virgen. “Además, es muy importante aumentar la ingesta de agua”, recuerda.

La nutricionista sostiene que los alimentos que se deben evitar son aquellos procesados, las azúcares y harinas refinadas, carnes rojas en exceso, embutidos, frituras y alcohol. También, recomienda suspender el consumo de tabaco.

Clínica Ciudad del Mar, a través de su Centro de Excelencia Artritis Reumatoide, entrega un tratamiento integral, enfocado en aplicar los mejores procedimientos según las necesidades de cada paciente. Por medio de un equipo interdisciplinario, compuesto por distintos especialistas, apuntan a dar una mejor calidad de a cada una de las personas que presenta esta enfermedad.