“He aprendido a escuchar mi cuerpo y, ante cualquier molestia, acudir lo antes posible con un profesional”

Virginia Ayala, de 72 años, fue diagnosticada de cáncer de pulmón, luego de presentar tos frecuente y dolor en las costillas. 

Durante varios meses tuvo tos permanente, pero no le prestó mayor importancia. Luego, comenzó a sentir dolor en las costillas, por lo que en noviembre del año pasado decidió acudir donde un médico para una evaluación.  

“El especialista señaló que me debía realizar un scanner y, cuando obtuve los resultados, me mencionó que tenía que recurrir inmediatamente donde un broncopulmonar. Fue así como llegué a Clínica Ciudad del Mar y tuve la suerte de ser atendida por el Dr. Víctor Leiva, quien ha sido un excelente profesional, muy claro en la información que me ha entregado”, comenta Virginia. 

El Dr. Leiva explica que la paciente lo visitó por dolor costal en el contexto de una fractura, donde se efectuó un estudio con tomografía de tórax, el cual arrojó otro posible diagnóstico: cáncer pulmonar. Rápidamente, Virginia se realizó una fibroscopia, lo que confirmó la presencia de un adenocarcinoma pulmonar. Con algunos exámenes adicionales se logró determinar cuál era el tratamiento más óptimo y fue derivada al Centro Integral de Oncología, donde el Dr. Eduardo Strube, oncólogo de Clínica Ciudad del Mar, inició la terapia indicada con quimioterapia e inmunoterapia.  

“El 27 de noviembre fui diagnosticada de esta patología en etapa IV. Cuando lo supe quedé impactada, pero a pesar de este amargo momento, saqué fuerzas para avanzar y seguir con todos los protocolos y procesos para combatir esta enfermedad. Empecé el 23 de noviembre mi terapia, posteriormente, me la cambiaron por medicamentos orales, los cuales me han mantenido en buenas condiciones. Sigo en tratamiento, confiada para lograr buenos resultados y enfocada en recuperarme”, añade.  

Destaca que el equipo de la clínica ha sido muy relevante en el proceso, y que todos fueron muy comprensivos y empáticos, desde enfermeras, TENS, médicos, entre otros. 

“Esta enfermedad me ha dejado grandes enseñanzas. En primer lugar, he aprendido a escuchar mi cuerpo y, ante cualquier molestia, consultar a tiempo con un profesional. Por otro lado, descubrí que este tipo de enfermedad puede llegar a  nuestras vidas sin aviso y lo importante es tratarlas oportunamente”, afirma.  

Además, Virginia cuenta que todo este tiempo se ha sentido bien y que cuenta con el gran apoyo de su familia. Sus controles posteriores han sido satisfactorios, con resultados de regresión de la lesión y estabilidad de su patología, por lo que su evolución con la terapia sistémica ha sido óptima. 

Finalmente, agrega: “Estoy muy agradecida de los médicos que me atienden, siempre demostrando preocupación por mí. Tengo muchas esperanzas en continuar mejorando, realizo mi tratamiento al pie de la letra y lo seguiré con mucha fe. Es muy importante confiar en los médicos y los profesionales que nos apoyan”.