Hernias Abdominales: Una Enfermedad de Fácil Solución

Una hernia abdominal es un órgano o tejido que pasa desde el interior del abdomen a través de un orificio en la pared de éste. En palabras simples, es un globo que asoma desde adentro del abdomen a través de un agujero. El cirujano general de Clínica Ciudad del Mar, Dr. Eduardo Schiefelbein, aclara que “al globo lo llamamos saco herniario y al agujero, anillo. Cuando el globo pasa por el anillo, puede contener diferentes elementos (tejido adiposo, intestino delgado, colon o vejiga).”

Las más comunes son las ubicadas en la región inguinal, luego umbilical, epigástricas (línea entre el esternón y el ombligo) e incisionales (cicatrices de cirugías antiguas). En las inguinales, que son las más frecuentes, se estima que hasta 1 de cada 4 hombres y una de cada 50 mujeres la desarrollarán en algún momento de su vida.

En el caso de las umbilicales, el 2% de la población la padece. Sin embargo, a pesar de afectar a un gran número de personas, la mortalidad de éstas, sólo se asocia a complicaciones, mayormente vinculadas a compromiso del tubo digestivo, lo que lleva a una peritonitis y, posterior, sepsis. De no ser así, los riesgos de morir por la hernia o por su cirugía, son casi nulos.

Para evitar desarrollar una hernia abdominal, el especialista aconseja tener cuidado con los siguientes factores de riesgo:

  • Hay más riesgo de hernia si frecuentemente aumenta la presión dentro del abdomen. Esto se ve en personas que son tosedores (asmáticos), o con dificultad para orinar (enfermos de la próstata), en los que sufren de estreñimiento, obesidad, embarazo, o que levantan pesos importantes.
  • Situaciones que disminuyan la resistencia de la pared abdominal: la edad, fumar (especialmente en mujeres), sedentarismo, enfermedades graves que afecten la nutrición y tratamiento con corticoides. Las cicatrices quirúrgicas también son puntos de debilidad en la pared abdominal.

 

Al aparecer una hernia, la mayoría de las personas, sólo se palpan o sienten un pequeño bulto que aumenta si se hace fuerza (aumenta la presión dentro del abdomen). Así, a medida que la hernia va creciendo en tamaño, puede incomodar la masa que se produce. Sumado a eso, como la mayoría tiene como contenido tejido graso inicialmente, no se sienten grandes molestias, pero al aumentar de tamaño puede comenzar a salir intestino por ella, por lo que se puede sentir dolor o ruidos después de comer.

Una de las maneras en que se puede detectar si se tiene una hernia no complicada, es que no duelen (pueden ser sensibles a la palpación) y se pueden empujar (reducir) hacia dentro del abdomen con facilidad. El primer nivel de complicación, es que ya no vuelva hacia el abdomen cuando se empuja estando acostado. Esta hernia se denomina incarcerada y, generalmente, las molestias pueden aumentar. El siguiente estado de complicación de una hernia es la estrangulación. Esto puede presentarse bruscamente sin haber estado incarcerada. Este es un cuadro grave, en el cual al contenido de la hernia le falta circulación y se infarta. Si sólo es tejido graso, puede producir dolor importante e inflamación local. Si en el interior de la hernia hay intestino, además de los síntomas locales, se acompaña de síntomas digestivos, como: nauseas, vómitos y falta de tránsito intestinal (deja de poder evacuar gases y deposiciones).

Así, cuando se va a un especialista, la detección de la mayoría de las hernias es mediante el examen físico. Es fácilmente detectable el saco de la hernia que protruye al aumentar la presión intrabdominal. Al reducir el saco se puede palpar el defecto (o anillo) de la pared. Si se requiere descartar otras patologías, se puede solicitar una Tomografía Axial Computada o Ecotomografía, según el caso.

Finalmente, el tratamiento de las hernias hasta ahora es quirúrgico. “El objetivo es reducir el saco de la hernia y cerrar el defecto de la pared abdominal. La cirugía puede hacerse abierta o laparoscópica. Como es un defecto de los tejidos de la pared, la reparación requiere el uso de prótesis (malla).  El no usar una malla, aumenta significativamente la posibilidad que vuelva a aparecer. Estas mallas dan gran resistencia asociado a bajo riesgo de infección y rechazo”, concluye el Dr. Eduardo Schiefelbein, cirujano general de Clínica Ciudad del Mar.