Incontinencia urinaria: el secreto de algunas mujeres

Acciones tan simples como caminar, reír o toser son una amenaza para muchas mujeres que sufren la pérdida involuntaria de orina. Un incómodo secreto que gran parte de ellas esconde y sufre en silencio, pero que tiene tratamiento y mejoría.

Entre los 40 y los 65 años la incontinencia urinaria se manifiesta con mayor frecuencia, ya que con el paso de los años los ligamentos que soportan el piso de la pelvis y la uretra se van debilitando. También influyen la cantidad de embarazos y partos que la mujer ha tenido. Sin embargo, este proceso se puede acelerar en aquellas mujeres que han tenido más de dos partos y en aquellas que han tenido hijos que han pesado más de 4 kilos.

Y así, por vergüenza o desconocimiento de que, efectivamente, existen tratamientos, el problema puede agravarse  por no consultar a tiempo  a un especialista. Así lo explica el Dr. Luis Ignacio De la Torre Chamy, ginecólogo de Clínica Ciudad del Mar, quien precisa que son dos los tipos de incontinencia de orina. La de urgencia, que se produce por el aumento de la sensibilidad y/o hiperactividad del principal músculo de la vejiga (llamado detrusor) que se contrae al orinar. En este tipo de incontinencia la paciente siente ganas de ir al baño constantemente y en ocasiones no alcanza a llegar y sufre la pérdida de orina. Muchas veces, al terminar de orinar la paciente queda con la sensación de no haber vaciado la vejiga.

El otro tipo de incontinencia, se llama de esfuerzo. En este caso se produce un escape de orina en toda  actividad que implique fuerza abdominal, como toser, reír, subir escaleras, saltar,  hacer deporte y durante la actividad sexual. El especialista agrega que la obesidad y el sobrepeso, también son elementos que favorecen esta patología, ya que la carga del abdomen descansa en el periné o piso pelviano, lo que lleva a que se debiliten los ligamentos e induce a la incontinencia por esfuerzo. Algunas mujeres que padecen tos crónica, pueden disminuir la calidad de estos ligamentos, y desarrollar en el futuro una incontinencia urinaria.

Resulta muy importante consultar en una etapa inicial, ya que corrigiendo los factores de riesgo y reeducando los músculos del periné mediante ejercicios, se puede lograr incrementar la fuerza y resistencia muscular, mejorando los síntomas de la incontinencia de orina de esfuerzo.

Para casos más severos o en caso de que la terapia de kinesiología no logre revertir las molestias, se puede considerar la realización de una cirugía que considera la instalación de una cinta bajo la uretra, que actúa como una hamaca, lo cual impide la pérdida de orina durante los esfuerzos.

“La cirugía de la incontinencia urinaria de esfuerzo es un procedimiento quirúrgico simple, de bajos riesgos y que puede ser realizado de forma ambulatoria. La mejoría con esta cirugía es bastante rápida y tiene una tasa de éxito cercana al 85%”, precisa el doctor. Para casos más complejos o en aquellos que se asocian a prolapso genital, puede ser necesario considerar otras cirugías como la plastía vaginal que consiste en  la reparación de las paredes vaginales prolapsadas.