Pololeo adolescente: Cuán importantes son las relaciones amorosas para el desarrollo de los hijos

Hoy se celebra San Valentín, fecha en que las parejas celebran el amor, la amistad y la unión del uno con el otro. Si bien es un día especial, es particularmente significativo para los adolescentes que están iniciando lazos amorosos. La psicóloga de Clínica Ciudad del Mar, Claudia Badilla, explica sobre esta etapa y el importante rol de los papás en ella.

Sensaciones extrañas, corazón acelerado, miradas coquetas, cosquilleo en el estómago y sonrisas nerviosas, son algunos de los síntomas que tradicionalmente se asocian a la atracción por otro, o a un enamoramiento. En la adolescencia, donde los jóvenes exploran por primera vez estas emociones, además de la atracción y apego romántico, la búsqueda de una pareja es un tema que los ocupa, lo que muchas veces causa inquietud en los padres ―por el desarrollo sexual que implica―, quienes no ven con buenos ojos que sus hijos mantengan relaciones amorosas antes de cierta edad.

Claudia Badilla, psicóloga de Clínica Ciudad del Mar, valida la preocupación de los padres, al considerar la edad actual de inicio de la vida sexual de los jóvenes chilenos, que según datos del Ministerio de Salud, es a los 16,4 en varones y 17,1 en mujeres. Así, sostiene la profesional, es esencial que los papás estén presentes en esta etapa, como guías y apoyo en el descubrimiento de la propia identidad en relación con otro.

“Es comprensible la preocupación e incuestionable el énfasis de proteger; sin embargo, no siempre las acciones que se toman resultan efectivas para su adaptación a largo plazo, por lo que es bueno revisar las creencias, temores, actitudes y conocimientos, y así disponerse a buscar alternativas de apoyo, que atiendan a minimizar los riesgos de la edad, y que al mismo tiempo contribuyan al desarrollo de una vida afectiva y sexual saludable de los hijos”, indica la profesional.

Por lo mismo, es importante que los padres comprendan que la adolescencia involucra el inicio del proceso de estructuración de la identidad, donde la tarea adaptativa central consiste en ir respondiendo a la pregunta quién soy yo, para lo cual resulta fundamental que estas nuevas necesidades, pensamientos y afectos se vayan integrando, mediante un proceso complejo que requiere de un acomodo y reestructuración del sistema de comportamiento con el que venía funcionando desde la etapa escolar.

En ese sentido, Claudia Badilla asegura que en el pololeo, los jóvenes van contactándose y coordinándose con otra persona. “Emparejarse quiere decir unirse a otra persona en un sentimiento común. A través de estas experiencias, van logrando conocerse a sí mismos en esta nueva faceta,  relacionarse con un otro real, e ir contrastando aspectos idealizados propios del enamoramiento a esta edad, además de ir adecuando sus emociones y conductas a los requerimientos del otro y la sociedad”, agrega la psicóloga.

Por eso la pregunta, ¿a qué edad es conveniente que los adolescentes comiencen una relación amorosa? La especialista de Clínica Ciudad del Mar dice que es difícil hablar de una edad ideal, ya que la aparición de estos intereses tiene que ver con procesos psicofisiológicos, donde los tiempos de maduración son distintos y dependen de cada persona. “El momento en que el joven comienza a interesarse por el tema de pareja, lo manifestará sin duda y será fácilmente reconocido por los padres”, explica Claudia Badilla.

Los papás juegan un rol fundamental como referentes de los hijos, por lo que es prioritario que readecuen y ajusten el desempeño del rol parental a los nuevos requerimientos de esta etapa de sus niños, en consideración de sus riesgos y beneficios. “El negarse, generalmente desde el temor, se relaciona con una tendencia a criticar, prohibir en exceso y castigar, que son mecanismos mediante los cuales los padres pueden sentir alivio temporal, asociado a una sensación de aparente control de la situación, pero que puede traer consecuencias negativas para el desarrollo personal  y familiar”, señala la psicóloga de Clínica Ciudad del Mar.

Así, es esencial que los progenitores den el espacio necesario a los jóvenes para que realicen esta tarea evolutiva con éxito, de manera de aportar al bienestar mental y que al mismo tiempo que se les ayude a asumir responsabilidad en su comportamiento; en el fondo, es lograr un equilibrio en el desarrollo de los adolescentes.

“Conseguir el equilibrio entre dar más espacio y a la vez proteger a los niños es difícil, pero es más fácil si se acepta el temor y se logra sintonía con el hijo”, destaca Badilla.

Consejos

La psicóloga de Clínica Ciudad del Mar entrega una serie de recomendaciones para los papás, de modo que puedan ayudar y favorecer la adaptación de sus hijos durante esta etapa de sus vidas.

  • Comprender que es una etapa vital normal, que trae nuevas posibilidades y riesgos en el proceso adaptativo. Además, entender que el aparente distanciamiento que se establece es temporal, que no tiene que ver necesariamente con su relación particular padre-hijo.
  • Reconocer cambios conductuales: deseos de estar solo, cambio en sus intereses, entretención mediante el propio pensamiento, inquietud motora, cambios de humor, en apetito, sueño, etc.
  • Ayudar a contener esas nuevas emociones, normalizarlas, perdiéndoles el miedo, hablando de ellas con naturalidad, aportándoles seguridad.
  • Mantener roles parentales de protección y guía, adecuándolos a los nuevos requerimientos del hijo adolescente y buscando nuevas estrategias, como conversar.
  • Conversar en positivo acerca del significado de una relación amorosa en consistencia con creencias familiares y lo que la familia desee inculcar en los hijos, y en este mismo contexto incluir los cuidados que se debe tener consigo mismo y los demás, como parte de la relación y no en contra.